sábado, 21 de maio de 2011

É preciso reflectir antes de votar

Este texto é da autoria de um amigo espanhol que se preocupa com o estado a que chegou a sociedade, com a falta de valores...

Ele enviou-me o sua reflexão e eu decidi partilhá-la convosco.

Obrigada, Ignacio, por me teres dado a conhecer os teus critérios para escolheres o teu sentido de voto.

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¡Hola, Maria!

El próximo domingo, mi mujer y yo iremos a votar.

Por favor, déjame compartir contigo la reflexión que me ha permitido discernir el sentido de mi voto. Quizá te sirva a ti también, o quizá puedas ayudarme a enriquecerla enviándome tu propias ideas sobre la consulta electoral del 22-M.

Lo primero que pensé es que los incentivos para participar no son muy atrayentes.

No hablo solo de participar en estas elecciones, sino de participar en la democracia.

Tenemos un sistema electoral que no permite que elijas directamente a tus representantes. Los candidatos que elegimos son designados previamente por las cúpulas de los partidos políticos en listas cerradas. Una vez que han tomado posesión de su escaño en el Parlamento o de su acta de concejal, responden de sus decisiones, no ante ti, que sería lo lógico y democrático, sino ante los dirigentes de los partidos, que son quienes les han puesto ahí.

Todo ello es cierto y hay que mejorarlo. Pero, mientras tanto, he pensado que, como ciudadanos, mi familia y yo tenemos la responsabilidad, y no solo el derecho, de votar y de hacerlo pensando en el bien común.

Estos días, habrás visto y leído sobre las movilizaciones "espontáneas" de jóvenes (y no tan jóvenes) en diversas ciudades españolas, pidiendo una "enmienda a la totalidad" del sistema y su sustitución por una alternativa que no acaban de exponer, aunque cada vez conocemos más detalles. Se les define como la "revolución española" o el movimiento de los "indignados" y los habrás visto en la televisión, acampados en la Puerta del Sol de Madrid.

No sé a ti, pero a mí, personalmente, estas ideas de "acabar con el sistema" por las buenas o por las malas, y ni siquiera proponer una alternativa razonable, me parece que no conducen a nada bueno. Quiero, para mi familia y para mi país, lo mismo que tiene cualquier otra sociedad abierta: elegir directamente a mis representantes, un orden jurídico claro y seguro, respeto de los derechos humanos, separación de poderes, gobiernos de poder limitado que no se entrometan en mi vida y la de mi familia ni estorben nuestras oportunidades de prosperar con nuestro esfuerzo, instituciones austeras y eficientes...

Y quiero ayudar conseguirlo por vías pacíficas y legales, previstas en nuestra Constitución.

Por eso, iré a votar el próximo domingo. Porque quiero que las cosas cambien a mejor en España y quiero conseguirlo con las reglas del juego que nos hemos dado los ciudadanos.

Lo segundo que pensé es que votaré, no por las siglas de un partido o por un candidato más o menos carismático, sino teniendo presente unos pocos criterios que, al menos a mí, me han ayudado a discernir qué opciones se acercan o se alejan del ideal del bien común.

Mis criterios son los siguientes:

  • El derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Elegiré al candidato con opciones de gobernar en mi ciudad o en mi comunidad autónoma que haga más por la protección de la vida y de la maternidad.
  • El derecho a creer en Dios y a rezar en público y en privado. Votaré por quien me ofrezca un clima de seguridad para ir con mi familia a Misa sin temor a que cierren la iglesia, la asalten unos intolerantes, o a que se burlen de mí o me conviertan en un ciudadano de segunda categoría por causa de mi fe.
  • El derecho a educar a mis hijos de acuerdo con los valores que mi mujer y yo hemos recibido de nuestros padres y deseamos transmitirles. Iré a votar el próximo domingo pensando en qué opción me ofrece que podré elegir libremente el colegio al que van nuestros hijos, cuál ampara a los padres objetores a Educación para la Ciudadanía y cuál protege a los niños de talleres de educación sexual como los impartidos por la Junta de Andalucía a chicos de 13 a 16 años, en los que se analizan revistas pornográficas y se comentan formas de masturbación.
  • La familia natural fundada por un hombre y una mujer como la institución primordial de la sociedad. Votaré por el partido que lo tenga muy claro y presente en su programa electoral y apoye a padres y madres a conciliar trabajo y cuidado de los hijos, fomente la natalidad y premie, en vez de penalizar, a las familias numerosas.
  • La reforma de la democracia para potenciar la participación de los ciudadanos. Votaremos a los partidos que propongan reformas de las instituciones y del régimen electoral para devolver el poder al pueblo.

Como ves, son cinco criterios muy sencillos que me han ayudado a discernir mi voto para el próximo domingo.

Quería compartirlos contigo, por si fueran de alguna utilidad para ti. En todo caso, votes o no el próximo domingo 22 de mayo, hazlo con libertad y responsabilidad, pensando en el bien común.

Muchas gracias por ser un ciudadano que actúa, propone y participa para conseguir una España mejor. Este domingo y, sobre todo, a partir del lunes.


Ignacio Arsuaga

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